Simplicity

A veces sólo hace falta alejarse un poco y abrir un poco la mente, para darte cuenta que lo que has tenido hasta ahora no era tan bueno como pensabas, sólo que ya te habías acostumbrado y como no has visto nada más, todo sigue normalmente.

Ayer me dieron un ejemplo de practicidad y proactividad enorme. Intentaré ponerlo en práctica en mi vida cotidiana.
Ya sabéis que me gusta dar una oportunidad a los productos que voy descubriendo sobre la marcha. Pues bien, hace unos días, hice un pedido por internet en Falke, una marca alemana de ropa interior y deportiva que hasta el día de hoy me ha dado muy buen resultado (por si a alguien le interesa, www.falke.com/de), y de la que leí que tenían unos calcetines running marathon, con algún premio a sus espaldas. 

En tres días los tenía en casa. Como no me encontraron en casa, el mensajero nos dejó, a mi y a todo el mundo, un papelito conforme había dejado el paquete en la tienda de deportes contigua al edificio, sino lo dejan en la cafetería según les de.
Con lo cual, ni ellos ni yo perdemos el tiempo y al menos el viaje no ha sido en balde.

Al abrir el paquete, estaban los cuatro pares de calcetines, perfectamente colocados con una especie de soporte para que no se movieran en la caja, sólo le faltaba la pegatina de frágil. Al abrir la caja, el albarán, hasta ahí normal, tampoco caí en que pudiera haber más información. Pero me di cuenta que uno de los calcetines estaba defectuoso, lo primero que pensé fue en la pereza que me daba en hacer la devolución, no tengo demasiado buen recuerdo de mi historia con las Hunter . Aquí las devoluciones y cambios son gratuitos hasta tres veces. Después de dudar si los cambiaba o no, al final lo envié. Pero mirando el albarán me di cuenta que tenía perfectamente grapado y alineados, dos folios más.
En uno de ellos, había  una cuadrícula donde tenías que indicar el motivo de la devolución, con el código del producto. Junto a esta, un recuadro para anotar el número de cuenta, en caso de que no quisieras reemplazarlos.
En la segunda hoja, había un adhesivo, con mis datos personales, para poder pegarlo, y así poder reutilizar la caja para el envío.
Tuve mis dudas, pensé que no podía ser verdad tanta sencillez, o algo no entendía del texto o algo raro tenía que haber en todo aquello, así que con la caja abierta y con las hojas grapadas, me fui a correos para que el chico me echara una mano.
El mismo despegó el adhesivo, lo pegó encima del que había en la caja y le puso precinto, a pesar de que en realidad no hacía falta porque la caja no era fácil de abrir. Y todo eso por el módico precio de cero euros.  Y encima el chico, muy majo, me regaló un adiós alemanizado, que me alegró una mañana un tanto rara.
Me resisto a creer que tengamos que hacer las cosas tan complicadas. 

Look del 17:

Boots: UGG

Jeans: Maje

Jacket: Hetrego
Hat: Noa Noa

Scarf: Burberry

Bag: Louis Vuitton